Se prolonga la pesadilla de humilde familia paceña; aún no recuperan a hija de 2 años
La Paz.-¿Recuerdan el caso de la familia paceña que fue detenida por la policía de Mazatlán, acusada de robo de menores, lo cual finalmente resultó falso?. Pues a casi seis meses de haber sufrido esa amarga experiencia, su tortura no termina y es más, las secuelas han empezado a surgir, sin que autoridad alguna les resuelva.
En plena pandemia del Covid-19, esta familia compuesta por Luciano Hernández Vidales y su esposa Ana Karen Escárcega Fernández, se sienten cada vez más desesperados e impotentes ante la injusticia cometida, pero más aún, porque no han logrado recuperar a su menor hija de dos años de edad, Aylín Yamileth, que el DIF de Mazatlán envió a Durango, con la abuela materna, a quien ni siquiera conocía.
Encima de eso, las consecuencias de lo acontecido el 18 de diciembre del 2019, cuando fueron detenidos de manera violenta y separados de siete menores, por la Policía Municipal del puerto sinaloense, cuando se trasladaban por vía terrestre de Durango a La Paz, ya se resienten entre los afectados.
“Nuestra hija de 10 años no duerme bien y a veces se despierta en la madrugada, llorando y recordando lo que pasó”, comenta Luciano, preocupado por no poder hacer algo, ya que han tocado puertas, les han prometido ayuda psicológica, tanto en Mazatlán como en La Paz, pero ésta no ha llegado.
Supuestamente el apoyo psicológico, económico y los trámites para recuperar a la menor de dos años, estarían a cargo de la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, del DIF Estatal, sin embargo su titular, Yesenia Ramírez Saldaña, se les ha vuelto ‘ojo de hormiga’.
Recuerda Luciano que la última vez que vio a Yesenia Ramírez, fue el 26 de febrero, cuando les entregaron en la Casa Hogar de La Paz, a los seis niños que se habían quedado en Mazatlán, ya que posteriormente la han buscado y siempre les dicen que no se encuentra, que anda en una junta, que está ocupada o que le llamen a tal hora; el caso es que nunca la localizan.
“Creo que quieren que nos enfademos y los dejemos de molestar”, agregó el desesperado padre.
Pero volviendo al tema de la menor de dos años, que es lo que más les ocupa y les preocupa en este momento, sostuvo que desconoce el motivo por el cual no se ha podido dar la orden de que se entregue a la niña, cuando un Juez Federal de Mazatlán, estableció claramente que era improcedente la decisión asumida por el DIF mazatleco, porque significaba desestabilizar emocionalmente a la pequeña.
La mayor inquietud de esta familia, es que consideran que la menor corre peligro estando con su abuela en Durango, puesto que su pareja es una persona violenta, como lo constató la madre de la niña, quien hace algunos años fue agredida por el individuo, motivo por el cual decidió abandonar la casa de su mamá.
Por tal razón, piden el apoyo real de las autoridades estatales, para que los ayuden y ellos mismos puedan ir por la niña a Durango, ya que no puede ser posible que el tiempo siga pasando y no se les resuelva nada, y peor ahora con esta etapa de contingencia sanitaria, en la que muchas instituciones están cerradas y los procedimientos están detenidos.
Manifestó que más adelante buscarán que el DIF de Mazatlán o quien corresponda, repare la afectación causada, y además ofrezca una disculpa pública, ya que es mucho el daño moral que se les causó, al acusarlos de trata de menores, además de las pifias cometidas con la retención de sus menores hijos y el traslado de la más pequeña a Durango, a un hogar que no es el suyo.
Como se recordará, esta lamentable historia se inició el 18 de diciembre del 2019, cuando Luciano, su esposa Ana Karen, su madre María Guadalupe Vidales y su hermano Cristian Michel, regresaban de Durango por la vía carretera, a donde habían acudido a realizar unos trámites.
Venían acompañados de siete menores hijos de él y de su hermano, pero al llegar a Mazatlán, la Policía Municipal los detuvo bajo sospecha de que los menores no eran sus hijos, y pese a que les mostraron documentos y los pequeños lo confirmaron, fueron separados de sus familiares, en tanto que los adultos fueron encarcelados durante 36 horas.
Posteriormente iniciaría un viacrucis para lograr recuperar a los menores, ya que tuvieron que vivir dos meses en Mazatlán, trabajando de lo que fuera y recibiendo apoyo de algunos ciudadanos, hasta que finalmente en febrero les entregaron a seis de los pequeños en La Paz, quedando pendiente la niña de dos años, que desde diciembre fue enviada a Durango, por causas que se desconocen. (Por: Arturo Nieves).